Sábado, 10 de la mañana. El cielo gris, la temperatura en descenso y la repentina caída de unas tímidas gotas de lluvia marcan el comienzo del fin de semana. No obstante, frente a la apacible alternativa de no programar el despertador y reponer las horas de sueño perdidas desde el lunes, una quincena de estudiantes decide volver a madrugar para seguir formándose, pero, en esta ocasión, desde una perspectiva diferente.
Con el lema «formarse es luchar», el Colectivo Estudiantil de Ciudad Real (CECR) celebró el pasado 19 de noviembre en la sede del sindicato Comisiones Obreras su I Jornada de Formación en la que los miembros más veteranos compartieron con los recién llegados reflexiones y debates sobre cómo desarrollar el movimiento estudiantil, una actividad que necesita que los estudiantes aprendan a formarse en el arte de la práctica política, una asignatura que no existe en la rutina diaria de los colegios e institutos.

Carolina, una de las estudiantes de secundaria que asistió a las jornadas, resaltó que actividades de este tipo les enseñan «todas las problemáticas que sufrimos a día de hoy» y cómo llevar a cabo «una estrategia y unas tácticas contra las represiones que se están dando en la educación». Darío J., antiguo miembro del CECR, explicó en su ponencia estos conceptos de comunicación y organización política, destacando que el movimiento debe basarse en unos principios y acuerdos plasmados en un programa común para articularlos en un discurso que debe comunicarse «con mensajes claros y sin vacilar».
«Si no hay programa, sólo se actúa de forma espontánea», explicó el exuniversitario que apuntó que los miembros de las organizaciones estudiantiles deben analizar la situación política, económica y social para realizar las actividades más efectivas en cada momento. «Hay que ver cuándo y para qué realizar una movilización», explicó, mientras recordaba desencuentros pasados con el Sindicato de Estudiantes. Asimismo, en este debate se trató la necesidad que tienen los distintos colectivos sociales de tejer alianzas, aunque sean puntuales, con el fin conseguir objetivos comunes.
Un análisis de la Lomce hecho por estudiantes para estudiantes

Además de los debates y talleres sobre la práctica política que debe tomar el Colectivo Estudiantil, la jornada sirvió para conocer los cambios en el sistema educativo que ha traído la Lomce, al margen de las últimas medidas anunciadas por el ministro de educación, Íñigo Méndez de Vigo. Juncal, una de las estudiantes participantes en la jornada de formación, considera valiosa esta actividad debido a la «desinformación que sufrimos estudiantes y profesores respecto a la Lomce y las reválidas».
El encargado de explicar la «Ley Wert» fue Francisco Jose Jiménez, actual portavoz del Colectivo Estudiantil de Ciudad Real que subrayó la «etilización» que ha sufrido la educación como consecuencia de la aplicación de políticas neoliberales. Concretamente, Jiménez criticó que las dinámicas actuales de la escuela obligan a muchos estudiantes a tener que recurrir a academias privadas para reforzar el estudio de asignaturas difíciles como inglés. En su opinión, la brecha económica que se produce entre quienes pueden pagarse clases particulares y los que no provoca también una distancia en las calificaciones, vetando así el acceso a las enseñanzas académicas a quienes obtengan menores calificaciones.
En este sentido, el estudiante también señaló que la estrategia Universidad 2015, que tiene como objetivo implantar el 3+2, reduciendo la duración de los grados universitarios y aumentando la de los másteres, también camina hacia una mayor brecha económica y social de la educación superior.
Por otro lado, el portavoz del CECR recordó que los actuales itinerarios que impone la Lomce «obligan» a quienes suspendan las reválidas a cursar la Formación Profesional Básica, un tipo de enseñanza que desde el colectivo consideran «igual de digna» que el bachillerato o la universidad. Sin embargo, advierten que la estrategia de «la oligarquía» es devaluar la calidad de todas las etapas e itinerarios del sistema público de educación para que las condiciones de los futuros trabajadores sean más precarias, a la vez que se favorece a la educación privada en detrimento de la pública.

Un modelo educativo alternativo
Una de las principales conclusiones de esta jornada fue que el Colectivo debe trabajar ahora por clarificar su programa y sus objetivos, dibujando así la alternativa política al actual sistema educativo. Las propuestas de los estudiantes que asistieron a esta I Jornada de Formación defienden un modelo de escuela «laico» en el que «se valore el trabajo personal y no una simple nota», es decir, que los exámenes no sirvan para «tragar y vomitar información» y que la escuela permita a los jóvenes «crecer como personas y no ser simples autómatas».